jueves, 18 de septiembre de 2008

Un tifón, una portada

Sigo. Es interesante preguntarse –cuando el tiempo aleja los libros que hemos leído- qué queda de ellos en la memoria. Si pienso en los que he leído este verano viene a mi, en primer lugar, una imagen. Imagen que no está dentro del libro, sino fuera: porque el protagonismo, en la memoria, se lo lleva la portada. Y no porque sea especialmente acertada, es simplemente correcta.
El libro es Tifón, de Conrad, y su portada un fragmento de un cuadro de Winslow Homer. Inevitable un paréntesis: porque al pensar en esta portada –el libro está publicado por Alianza- es obligado el recuerdo de las portadas de Daniel Gil. Ahí sí –y con muchos motivos- la portada llega antes que el contenido. Y que levante la mano quien no haya comprado alguna vez un libro de Alianza invitado (intrigado, atrapado, seducido) por la portada. Pero dejemos este paréntesis que será (espero) retomado pronto (espero que también por alguien que esté por ahí fuera).

La ilustración aparece en mi memoria, decía. Y aquí está, fuera ya de la memoria:




Ahora, el contenido: un barco (de vapor) viaja de regreso a China. Lleva –como carga/pasajeros- a cientos de chinos que regresan (con los ahorros de muchos años guardados en cofres) a su país, después de hacer trabajado durante varios años. Ya tenemos los elementos: el barco (y su tripulación), los chinos y su dinero... y un tifón en su camino. La tormenta provoca, por una parte, diferentes reacciones en la tripulación; por otra, el caos en el espacio en el que viajan los chinos: los cofres se abren y el dinero vuela por la bodega, provocando la pelea de los chinos... Así que el pobre capitán (el verdadero protagonista) tiene que pelearse con la tormenta, con su tripulación y con los chinos. Un desastre.

¿Por qué recuerdo la portada? La respuesta es sencilla, y contradictoria. El tifón es –y ahí está el título- el protagonista de la obra. Sin embargo, tras la lectura -y al cerrar el libro- parece claro que los protagonistas son los hombres que viajan en el barco y sus reacciones ante la tormenta. El tifón, tan sólo, inicia las acciones, es la causa de lo que sucede.

Pero pasa el tiempo: y lo que queda en la memoria no es el comportamiento de las personas –el miedo, la avaricia, el valor, etc.- sino una tempestad que vaya más allá de la lógica, más allá de lo esperado, una tormenta que es física y metafísica... Bueno, creo que con esta frase me he perdido... Así que otro día seguimos.

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