viernes, 15 de marzo de 2013

Poesía, aquí seguimos


Pues aquí está un romántico inglés: William Wordsworth y su poema "La abadía de Tintern" o, "Versos compuestos unas cuantas millas más arriba de la abadía de Tintern, de regreso  a las riberas del Wye durante un viaje", título (o subtítulo) poco comercial, seamos sinceros.

¿Y por qué Wordsworth?


Wordsworth. La abadía de Tintern


Primera respuesta: Es la tercera traducción que leo y la primera que termino. Y hay que celebrarlo. No es un juicio de valor a la traducción, supongo que las otras están bien. O muy bien. Pero es la primera que consigo leer como literatura, como poesía, como "algo" que no sea un trabajo académico.

Segunda respuesta: Quizás la culpa no la tenga la traducción, sino el momento. Hay libros que tienen su tiempo y su lugar. Y el de Wordsworth no había llegado. Nuestro poeta vuelve a una naturaleza que conoció de joven: entonces recuerda, piensa y escribe. Ha llegado el momento de volver, como Wordsworth.

Tercera respuesta. Hay poesías que traen imágenes y música: y ésta es una de ellas. El sitio no está mal, ya sea en la evocación de la pintura:



O en la realidad. Bueno, en la realidad de la fotografía, claro, que tampoco es la realidad.


Cuarta respuesta: ¿Por qué la naturaleza? ¿Por qué encuentro verdad en en las imágenes y en el tono algo retórico e inevitablemente decimonónico? Traigo en mi ayuda a Marianne Moore: En la poesía, aunque no queramos, aunque no nos guste, aunque la rechacemos, se atisba la verdad, una intuición, una sensación que un extenso y razonado discurso difícilmente puede desarrollar. Por eso la reducción -extrema- de su poema "Poetry". Decenas de versos se reducen a tan sólo tres: porque es la sugerencia, el atisbo de la verdad lo que nos captura. No su desarrollo.

A mí también me disgusta.
Al leerla, sin embargo, con absoluto desdén, uno descubre en
ella, después de todo, un lugar para lo genuino.

Es una revelación que se intuye en la poesía. Nos lo dice Wordsworth en el prefacio a las Baladas líricas"la poesía es el principio y el fin de todo conocimiento". 
Y regreso a la pregunta: ¿Por qué?  Sencillo. Me enfrenta al paso del tiempo y a la naturaleza. El poema es una espejo. Del mismo modo que el protagonista del poema se encuentra en la naturaleza y -rodeado por ella, en ella, por ella- recuerda, piensa y escribe, yo me encuentro en el poema y recuerdo y pienso. La soledad que el poeta siente en la naturaleza le obliga a la reflexión y al conocimiento. Y el poema -paradójicamente- me arroja y me enfrenta a la realidad: la literatura me ayuda a percibir una verdad.